El pergamino no es solo un título, sino una declaración de identidad:

“Somos estudiantes de un arte que combina la técnica ninja, la herencia de Kōga y la espiritualidad de los Yamabushi, transmitido como una escuela viva.”

En ese sentido, la caligrafía se convierte en un símbolo de pertenencia y propósito, un recordatorio de que el ninjutsu no es únicamente combate, sino también filosofía, historia y disciplina espiritual.

En el silencio de un dōjō, colgado como testigo del linaje, el pergamino no es solo una obra caligráfica: es una declaración de propósito, una brújula para quienes entrenamos en el arte del ninjutsu.

¿Qué nos enseña este pergamino?

  • 忍 (Nin : La paciencia que atraviesa el dolor, la perseverancia que se oculta en la sombra. No es solo sigilo, es resistencia espiritual.
  • 術(Jutsu): El estudio de, Técnica, Método, Arte, Habilidad adquirida mediante práctica.
  • 甲(Kōga): Representa linaje y pertenencia. Evoca la resistencia y astucia de los clanes ninja de esa región.
  • 伏 (Yamabushi): Eran eremitas budistas que vivían en las montañas, practicando rituales de resistencia física y espiritual. Es un recordatorio de que el camino ninja no es solo técnica, sino también ascetismo y trascendencia.
  • 流 (Ryū): “Fluir”, “corriente”, “transmisión”, “estilo”, “escuela”. Representa algo que se mueve, se transmite o se perpetúa. Tambien puede usarse como símbolo de poder protector y sabiduría ancestral, mientras que se usa para nombrar linajes o escuelas.

Cada trazo del pincel evoca una enseñanza: que el verdadero ninja no se define por lo que hace, sino por cómo lo hace. Que el combate es solo una manifestación de una guerra más profunda: la del ego, la del miedo, la del olvido.

Para nosotros, los estudiantes de ninjutsu…

Este pergamino es un recordatorio de que entrenamos no para vencer, sino para trascender. Que cada caída en el tatami es una oportunidad de renacer. Que cada respiración en medio del kata es una plegaria silenciosa a nuestros ancestros.

Es también un puente entre generaciones. El Maestro al firmarlo, no solo dejó su nombre: dejó una huella, un legado que nos toca custodiar con humildad y coraje.

Que este pergamino nos inspire a entrenar con propósito, a vivir con honor, y a caminar con la sombra como aliada. El ninjutsu no se enseña, se transmite. No se aprende, se encarna.

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